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lunes, 31 de enero de 2011

El arte de hacer buenas "cocretas"

Siempre he pensado que, de las ocho provincias andaluzas, Cádiz es la que tiene más arte popular. Por lo menos, es el lugar donde la gracia anda sola por la calle y se encuentra al volver cada esquina.

Mirad, si no, este video del carnaval de 2006.
La imagen no tiene buena calidad, “sin encambio” escuchadlo entero, que el que más y el que menos se va a “jartar” de reir.






¡Dios nos libre de una cuñada así, aunque le salgan buenas las "cocretas"!

viernes, 28 de enero de 2011

The Beatles. Su sol sigue luciendo medio siglo después.



John era mi favorito. Nunca olvidaré aquella mañana de Diciembre, en 1980, cuando al llegar a la parada del bus escolar, me dijo una compañera... "¿Te has enterado de que ha muerto uno de los Beatles?"

Yo tenía 14 años y, en ese momento,  con John Lennon murió mi sueño de poder ver algún día en persona a los cuatro músicos que para mí eran más que un sentimiento. 

Los primeros recuerdos musicales que tengo en mi vida están unidos a sus discos de vinilo, girando sin parar en el tocadiscos de mi casa. Mis hermanos mayores se ocupaban de ello, y mi hermano José Enrique me contaba historias y anécdotas sobre los Beatles, que yo idealicé y mitifiqué, mirando sus fotos y aprendiendo de memoria sus canciones en inglés



Así empezó todo...







16 de Julio de 1957, Liverpool.

La iglesia de St. Peter celebra su fiesta anual de “The Rose Queen”, donde el entretenimiento tradicional es escuchar toques de marchas interpretadas por bandas. Pero este año hay una novedad: La señora Bessie Shotton ha convencido al comité parroquial para que permitan actuar en los descansos a un grupo de "músca moderna" llamado The Quarrymen, donde toca su hijo Peter. Todos los chicos que lo componen han sido bautizados en St. Peter, por lo que el comité accede. Al frente del grupo un jovenzuelo de 16 años llamado Jonh Lennon, estudiante poco brillante que vive con su tía Mimi, hermana de su madre.
Minutos después de tomarse esta foto, alguien presenta a John Lennon y a Paul McCartney. Dicen -y yo lo creo- que a partir de ese momento el mundo cambió.








Verano de 1960, Hamburgo, Alemania.

El grupo, formado ahora por John Lennon, Paul McCartney, George Harrison, el batería Pete Best y un inexperto Stuart Sutcliffe como bajista, abandonan estudios y trabajo en Inglaterra y marchan a Alemania persiguiendo un sueño: “Vivir de y para la música”. El quinteto de ese momento ya tiene el nombre “The Beatles”.

Paul, para despedirse, le escribe una carta al director de su instituto, en la que, entre otras cosas, le dice “Estoy seguro de que comprenderá que no pienso volver en septiembre, porque voy a ganar un sueldo, agárrese, de 15 libras semanales.”







El dueño del Club Indra, en Hamburgo, los hospeda en un cuartucho sin calefacción, donde se acinan sin condiciones higiénicas. Usan como cuarto de baño los retretes de señoras del vecino cine Bambi.

Tocan durante 6 horas diarias los 7 días de la semana, entre las actuaciones de striptease nocturnas. Su público al principio es el propio de un local de tales características; sin embargo, y a pesar del ritmo agotador, ellos se hacen cada vez mejores y sus seguidores se incrementan.

Poco después reciben una mejor oferta del Club Top Ten, por lo que The Beatles rompe su contrato con el Club Indra. Su propietario, como represalia denuncia a George Harrison por ser menor de edad, y éste es enviado de vuelta a casa. A continuación Paul y Pete son deportados, hay quien dice que por no tener la tarjeta de residencia y otros cuentan que por quemar un condón dentro del club, como venganza por lo de George. Entonces son acusados de intento de incendio del local y el sueño de Hamburgo parece haber llegado a su fin. Pero no es así.

En 1961 George cumple 18 y todos regresan a Hamburgo, aunque con algunos cambios que conformarían el cuarteto definitivo: el batería Pete es sustituido por Ringo Starr, y Stuart Sutcliffe abandona la formación para acudir a una academia. Dicen que se ha enamorado de una fotógrafa alemana que lo hace cambiar la música por las bellas artes. Stu muere en Hamburgo a los 21 años de edad, de una hemorragia cerebral.








Este mismo año los Beatles regresan a Liverpool, su ciudad natal. Comienzan a tocar en el club “La Caverna”, y su popularidad crece hasta tal punto que un joven empresario llamado Brian Epstein va a verlos y se convierte en su manager.

A partir de este momento empiezan a hacer pruebas para distintas discográficas en las que son rechazados sistemáticamente, gravísimo error del que estas compañías se arrepentirán para la historia.

Por fin George Martin, un joven productor de una subdivisión de EMI, les concede la oportunidad de grabar su primer disco.

De ahí a la eternidad...






"Please please me", primer disco de The Beatles fue grabado íntegramente en un solo día.
 





 
 La canción "Yesterday" de los Beatles es la más versioneada por diferentes artistas en la historia de la música.




 


 
  En 1964, llegan a tener los cuatro primeros lugares consecutivos, durante 3 semanas, en las listas de éxitos británicas.
 




 Cuando "I want to hold your hand" alcanza en Estados Unidos el nº1, llegan a venderse 10.000 copias diarias del disco.












El 26 de Septiembre de 1965 la reina de Inglaterra, Isabel II, condecora a los cuatro integrantes de The Beatles con la Orden del Imperio Británico. Desde ese momento, estos cuatro chicos de origen proletario pasan a llamarse Sir John, Sir Paul, Sir George y Sir Ringo.


 
 
 En la libreta de evaluaciones de John Lennon, era frecuente la frase: "este niño va camino del fracaso…"
 
Cuando le regalaron su primera guitarra, la tía Mimi le dijo "La guitarra está muy bien, John, pero nunca podrás hacer una vida con ella". Años más tarde Lennon le regalaría a su tía una placa con esa frase grabada.

John Winston Lennon murió a los 40 años de edad, en la puerta de su casa de Nueva York. Lo mató de 4 disparos un fan llamado Mark David Chapman, que afirmó amar y admirar tanto a John que se obsesionó con unir su historia a la de su ídolo. Desde luego lo consiguió, y por el camino nos dejó a millones de personas añorando toda la música que le quedaba por crear. Sin duda alguna ha sido una pérdida de un calibre incalculable para el mundo y para la historia de la música.









El cáncer acabó con la vida de George Harrison en 2001, a los 58 años de edad.












30 de mayo de 2004, Estadio de La Peineta, Madrid.
Paul MacCartney en vivo ¡Y yo estaba allí!

Lloré de emoción durante todo el concierto, entre 30.000 personas que coreaban, como yo, las eternas canciones de los Beatles. 
Tras el concierto, que terminó a las 2 de la madrugada, viajé toda la noche hasta Córdoba, y a la mañana siguiente me puse a trabajar sin haber dormido, pero con el recuerdo para siempre de uno de los días más felices de mi vida.



viernes, 7 de enero de 2011

A mis hijas. "Mesa limpia, mantel de ausencia".

Ahora que acabo de quitar los adornos navideños, la casa se me antoja menos alegre.

Tardaré poco en acostumbrarme de nuevo a ver la chimenea sin el portal de Belén, y el recibidor sin el árbol de luces parpadeantes que mi pequeña, esperando a su hermana, decoró en ilusionadas vísperas. Pero lo que sí me costará, sin duda alguna, será no tener a mi hija mayor en casa. Se marcha y deja su habitación vacía, fría, silenciosa… y en el aire el sabor cobrizo de la despedida.

Hoy he puesto, sobre la mesa limpia, ese mantel que yo no bordé y que, sin saberlo, tenía guardado en un cajón. Alguien debió esconderlo ahí, y ahora sale a gatas, sin llamarlo, y se instala bajo el lema “ley de vida”.

Los años pasaron en un instante y sé que las plantas con que construí mi hogar habrán de florecer lejos… En el fondo, yo lo sabía cuando las sembré, pero se me hizo demasiado corto el camino.

Mañana yo seguiré aquí, conservando en silencio los pétalos que vertieron a su paso y esperando siempre su retorno. Mientras tanto, extenderé sobre la mesa una vez más mi triste mantel de ausencia.


Adelaida Ortega Ruiz.

martes, 4 de enero de 2011

se EX-FUMÓ

Érase que se era una ciudad muyyyy lejana donde los habitantes tenían costumbre de comer col hervida. Desde siempre lo hacían en todas partes: en casa, andando por la calle… y hasta decían que hubo un tiempo en que los profesores comían dando clase y los médicos pasando consulta.



Había algunos que odiaban su olor, que ciertamente era repugnante, pero otros lo adoraban y se reunían alegremente en los bares a charlar, tomar unas cañas y comer la rica col.


Siempre fue así hasta que los no adeptos empezaron a protestar, y el alcalde decidió que no estaba bien exponer a los “no comedores” a tan tremendos efluvios. Todos lo consideraron justo y hubo acuerdo: se habilitarían zonas en los grandes bares donde los comedores de col pudieran encerrarse para aislar a los demás de la peste, y también habría tabernas colinianas y no colinianas, según su propietario decidiera. Asimismo se prohibió comer col en el ayuntamiento, en el centro médico y a bordo del tranvía que atravesaba el pueblo, y se permitiría en espacios abiertos donde no pudiera molestar a nadie.


De este modo, los comedores de col empezaron a sentirse cohibidos, pero respetaron las normas, pues eran conscientes tanto de sus derechos como de sus deberes, y a partir de ese momento unos y otros respetaron a los demás y, unos y otros, cedieron un poco para facilitar la convivencia y para no pisotear la libertad ajena.


Pero algún tiempo después, el alcalde, hombre que se llenaba la boca con palabras como “consenso “y “talante”, enajenado por el poder, decidió que endurecería las normas, y así, olvidándose de los principios de libertad, prohibió comer col en todas y cada una de las tabernas, en las cercanías del ambulatorio, en el parque público y hasta a orillas del arroyo. Y no contento con eso, puso carteles por todo el pueblo, donde se leía “Se busca a cualquiera que coma col. Denúncielo y siéntase ciudadano de primera”.


Dejó entonces de haber prolongadas tertulias en los bares, y algunos taberneros tuvieron que cerrar porque sus clientes se sentían vigilados en aquel lugar, que tiempo ha, había sido un rincón de ocio y alegría.


La gente empezó a mirar a los comedores de col como proscritos, y ellos, tuvieron que hacerlo a escondidas en aras de algo que se “ex-fumó”, y que anteriormente se había llamado libertad.

Adelaida Ortega Ruiz.